Las excavaciones arqueológicas son procesos meticulosos que requieren una planificación cuidadosa y la aplicación de técnicas especializadas. Los pasos principales son:
Prospección: Se identifica, delimita y reconoce la posición estratigráfica de la zona. Se realiza un levantamiento planimétrico y se toman cotas de detalle para representar la excavación en planos y secciones.
Trabajos Previos: Se delimita el área de excavación, se limpia y se fotografía cada parte para documentar el estado inicial del sitio.
1: Excavación: Se excava cuidadosamente, documentando cada objeto encontrado con descripciones, ubicación, dimensiones y fotografías. Los materiales se guardan garantizando su conservación e identificación.
2: Documentación: Se documenta cada uno de los objetos encontrados, anotando su descripción, localización y dimensiones, e incluyendo fotografías.
3: Análisis: Tras el trabajo de campo, los objetos se limpian, procesan y analizan en el laboratorio para completar la documentación y el registro.
Las técnicas utilizadas en las excavaciones arqueológicas incluyen:
Estratigrafía: Se estudia la superposición de capas de tierra para determinar la cronología del sitio.
Topografía: Se utilizan instrumentos para crear mapas precisos del sitio y registrar la ubicación de los hallazgos.
Fotografía: Se documenta cada etapa de la excavación y cada hallazgo.
Análisis de Materiales: Se analizan los artefactos encontrados para determinar su composición, origen y fecha.
Tecnología: Se emplean georradares, fotografía 3D, drones, realidad virtual y aumentada, y sistemas de información geográfica (SIG) para agilizar el proceso y mejorar la documentación.